El color es fundamental en su obra: rotundo, crucial, abstracto o concreto es algo básico, el punto de partida de todos sus cuadros. También es una forma de expresar un estado de ánimo, un vínculo directo como medio de comunicación. Y Regina lo hace con colores vivos, directos y limpios.
La utilización del collage, que, como una pincelada más se integra en el cuadro por una u otra razón, siempre tiene una intención definida. Todo esto refleja claramente la influencia del diseño gráfico a través de la inclusión de textos, frases, palabras recogidas de periódicos, otras veces utilizando formas recortadas, números que quieren hacer olvidar que el tiempo existe, objetos y formas que utiliza para expresar sensaciones, sentimientos o emociones. El soporte del texto significa para la pintora la importancia de la palabra, que utiliza para poner énfasis, subrayar, acentuar: para comunicar en definitiva.
Su obra inicialmente se inclinaba por temas urbanos y figuras, pero después de trasladarse al campo su obra evolucionó hacia paisajes como foco principal. Su trabajo fluye tan bien como ella: “Siempre que pinto algo, inconscientemente sale la situación que estoy viviendo en ese momento. Cuando estaba embarazada me centré en la comida y las mesas, aquellas obras entonces se expusieron como colección en Japón. También estoy rodeada de diseños, maquetas y todo tipo de sillas que crea mi marido Pete Sans. Me sentí inspirada y empecé a pintar objetos y muebles. La vida cotidiana en casa, en la vida rural, se ha convertido en pinturas de naturaleza muerta”.